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sábado, 10 de enero de 2015

Nuevos Mundos



Victor Voltio Notas de un emigrante  XXXI
Nuevos mundos
¡Poco ha durado el paso por casa! Y yo que pensaba que me iba dedicar los próximos años a enseñar idiomas a adolescentes hambrientos de conocimiento e ilustración… Apenas que cogía cariño a la pandilla de alumnos, a despedirse y otra vez a hacer las maletas. Esta vez el destino me lanza lejos y para rato.
En mi nuevo paradero se habla castellano, pero a primera vista es lo único en que se parece a España. Vamos, leo el periódico todos los dias y hasta ahora no he visto noticias hablando de corrupción política. Eso sí, he leído que la nueva presidenta tenía que descartar a un hombre previsto para ministro porque tenía una condena por haber tocado el culo a una mujer en el metro hace años. Con eso, ya no es ministrable. No sé si reírme o admirarlo. Comparado con lo que tenemos que tragarnos en España… Ah, y el clima, descaradamente mediterráneo- cielo azul a no poder más, cálido, pero se respira bien debido a los 700 metros de altura donde se encuentra la ciudad. El calor no aprieta y por las noches refresca lo suficiente para dormir a gusto.
Llego a mi apartamento alquilado de antemano (departamento que se llama aquí) y lo primero que me doy cuenta es que en el ascensor falta el 0, o PC, planta calle. La planta calle es el primero. Bueno pues, cada uno como quiere. En España, el primer piso muchas veces es en realidad el tercero, ya que pasas de la planta calle a entresuelo, principal y luego al primero. Cosa de engañar al cartero y al forastero, así van haciendo ejercicio para subir al primero… Tampoco falta en el ascensor la chapa que dice: “No usar en caso de incendios”, solo que aquí dice: “No usar en caso de incendios y sismos”. Y no es para menos, en la semana que llevo aquí, ya había dos meneos que se dejaban sentir bastante. La ciudad por lo que veo, está bastante bien organizada, hay carriles bici, áreas de juego para los niños bien equipados por doquier, de algún modo me surgen recuerdos de Cuba. Y eso que no he visto un solo negro en toda la semana, tampoco se ven ciclomotores por la calle, aunque el clima es muy propicio para ello. Alguna moto suelta, pero nada comparado con Vietnam, donde por un coche ves mil tuctucs, esas pequeñas motos que suenan tal como se llaman. El metro en las horas punta, como en Tokio, a rebosar, se entra a empujones. Y eso, que pasan seguidos, uno detrás de otro. Ayer dejé pasar seis trenes, porque no había manera de entrar, todos apretados como sardinas en la lata. Hoy me compré una bici y ya me siento hombre libre. Te conquistas la ciudad pedaleando. Por cierto, aquí, a la bici la llaman ‘cleta’. Así que mañana me iré al trabajo en cleta. Los coches circulan, pero no tienen donde aparcar, a no ser que te metes en un parking carísimo. Y las tarjetas de prepago para el móvil (aquí ‘celular’), se recargan en- ¡las farmacias!
En España, la vida social gira entorno de las cafeterías. Entras para tomarte una caña y un pincho, a leerte el periódico, pues eso, aquí no existe. Es curioso, en muchos sitios no te dan una cerveza, si no comes algo. Si te la dan, te sacan una jarra de medio litro, como en Baviera. Pero ¿Quién se toma una jarra de medio litro de birra a las doce de la mañana? Pues yo paso. A cambio, te ofrecen zumos de frutas (jugos que se llaman aquí) de lo más deliciosos, frambuesa, chirimoya, fresa, manzana, lo que ofrece la temporada, de sabor espectacular. Tomad nota, es para copiar en el verano que se avecina: Los preparan con fruta fresca. Pues es cosa de comprar en el mercado fruta de la temporada, preparar raciones para consumir, los metes en bolsitas al congelador y cuando apetece, las sacas, las metes con agua a la batidora (o se lama ¿liquificadora?, ya me empiezo a liar con las lenguas castellanas) y te sale un zumo refrescante y sabroso. ¿Vino para el menú del día? Ni te lo ofrecen. A comer con zumo de piña o de frambuesa. Si me lo dicen hace una semana, me habría reído. Ahora lo disfruto. Si tienes hambre entre desayunar y la hora de comer, te bajas a la esquina, donde suele haber un “mini-market” que ofrece sus soluciones para matar el hambre: todo tipo de galletas, bocadillos de jamon york y queso y – huevos duros. Te venden el huevo duro con un sobrecito de sal para te lo comas a gusto. Para acompañar, como no, zumos variados.
En el mercado, ya te puedes renovar el vocabulario- todo se llama de forma diferente, bueno, casi todo, el tomate sigue siendo tomate, la manzana y la naranja también. Pero lo demás- la fresa se llama frutilla, el melocotón durazno, la judía verde poroto etc, etc. La camarera se llama aquí mesera, que tiene su razón de ser- al fin y al cabo, la señorita me atiende en la mesa y no en la cama…
En el trabajo, el entorno político promete. Las energías renovables (aquí se llaman las ERNC, energías renovables no convencionales, ya que tiran mucho de centrales hidráulicas, que es una renovable muy importante) se ve con buenos ojos. Vamos, todo lo que está imposible en España por razones de codicia, aquí se ve como solución para los problemas de suministro energético. Por eso estoy aquí. La nueva presidenta, Michelle Bachelet, asume su cargo el 11 de marzo, el día del accidente de Fukushima. Sera casualidad, pero me lo tomo como buen augurio para mi trabajo.
Seguiré con mis investigaciones antropológicas y os contaré
Saludos a todos
Victor Voltio

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