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domingo, 24 de febrero de 2013

El idioma aleman

Desde luego, es ventajoso tener cierto dominio del alemán cuando se pretende buscar refugio de la crisis española en tierras germanas. Tengo la suerte de disfrutar de este privilegio y entiendo el esfuerzo que significa el apoderarse de semejante universo de lenguaje para un ajeno. Principal causa de dolor de cabeza para el iniciado en tal tarea son las palabras compuestas que tanto se emplean y que otorgan una riqueza singular al idioma teutón, aunque difícil de descifrar para el principiante. Palabras que ilustran y definen su contenido con precisión y pocas letras. Permiten que el idioma crezca y evolucione. Cualquiera está libre de inventarse la palabra que le haga falta para expresar su pensamiento, componiéndolo de los elementos precisos para plasmar su idea. Algunas creaciones encuentran su camino y aceptación hasta en otros idiomas por la exactitud de su contenido. “Zeitgeist”, para nombrar solo uno, el espíritu reinante en un lustro o una época, se utiliza por los pensadores de muchas lenguas.
El escritor en alemán se llama ‘Schriftsteller’, un compuesto del substantivo ‘Schrift’ (letra, escritura’) y el verbo ‘stellen’ (poner), el que pone o compone las letras sobre una hoja, generando un texto. Al compositor se le puede llamar ‘Tonsetzer’ un compuesto del substantivo ‘Ton’(sonido) y el verbo ‘setzen’ (sentar), en la imaginación uno le ve al compositor como coge las notas una por una y los sienta con cuidado en las líneas del pentagrama, tal como se sientan los pájaros en las líneas del tendido eléctrico y empiezan a cantar.
Me haré un cursillo en “zielorientierte Gesprӓchsführung”, quiere decir, en el arte de llevar una conversación hacía la meta que uno se propone y llevarse el gato al agua. Todo eso se expresa en un adjetivo y un substantivo. Punto. Espero del curso aprender a pronunciarlo sin tartamudear por lo menos.
Pero no todas son creaciones preciosas ni precisas. Como te metas en el área de lo afectivo, o, para más inri, en lo sensual, el alemán empieza a patinar como una abuela en una acera con hielo. Ya comenté en alguna tertulia que el sinónimo alemán para la palabra española ‘pasión’ es ‘Leidenschaft’, un compuesto del sustantivo ‘Leiden’ (sufrimiento) y el verbo ‘schaffen’ (crear, generar). Es decir, la pasión es un estado anímico que genera sufrimiento. A menudo he oído decir que el pueblo alemán tiene fama de racionalista, de poco apasionado. ¿Cómo puede ser de otra manera, si la propia palabra indica de forma tan tajante el peligro que conlleva apasionarse? Que la pasión abarca algo más que sufrimiento lo pasa por alto el término. ¿Dónde queda el encanto, el poderío capaz de mover montañas, que genera la pasión? ¡omitido! ¡Pero los hay peores! El pezón, elemento del cuerpo femenino de lo más tierno y sugerente, cuyo tacto estimula la libido, le dispara al macho la testosterona y despierta el instinto reproductor, en tierras de Goethe y de Rilke lo llaman ‘Brustwarze’ ¡verruga de pecho! ¿Todo niño recibe su alimento vital de una verruga? ¡por favor!¿Cómo es posible que no se hayan volcado poetas y escritores en pro de eliminar semejante aberración del vocabulario? ¿Proponiendo una alternativa algo más sugerente quizás? Enfrentado a semejante monstruosidad de termino, la libido emprende la huida corriendo, ¿Qué remedio le queda? Al parecer, entrando en el terreno de la sensualidad, la lengua germana pierde acierto y encanto. Seguiré investigando…

domingo, 17 de febrero de 2013

Un trabajo en Vietnam

Bueno, ¡esto no empieza mal! ¡El primer trabajo remunerado en Alemania! No ha sido el Inem alemán que me lo haya proporcionado, sino un viejo contacto en la industria solar. Para más inri, ¡hay que desplazarse nada menos que a Vietnam! ¡Halas pues! A hacer las maletas otra vez. ¡Voy payá!
Vietnam es un país encantador. Asfixiante el calor húmedo, pero refrescante la conducta de la gente. La picaresca no existe en la mente de la gente, ni tampoco como termino en el diccionario. Al parecer se debe al concepto religioso de la reencarnación, - embaucar, estafar, mentir y engañar aumentan considerablemente tus posibilidades de renacer en un nivel inferior de existencia, como gusano, pulga o ladilla, con algo de suerte. En el mundo católico, con cuatro Ave Marias y dos Padre Nuestros te vuelves a allanar el camino al cielo después de pecar como si nada, lo que reduce los escrúpulos considerablemente (en casos graves se aceptan donaciones).
Un siglo de reiteradas guerras duras y ganadas le ha dejado muy claro al pueblo vietnamita el valor y la importancia del colectivo en la lucha por la supervivencia y se les ve sanotes y alegres. Sin respeto al próximo, un colectivo funciona mal, como bien se ve en España y el contraste salta a la vista. Por supuesto hay corrupción, pero te juegas el cuello, si te pillan.
Por cierto, son bebedores de café y no hay mendigos en la calle.
El trabajo consiste en la instalación de un sistema solar para el calor de procesamiento industrial en una fábrica textil. Una fábrica moderna, nada de tercermundista. Limpieza absoluta, iluminación LED, lo último en eficiencia energética, estoy impresionado. Buen comedor para l@s emplead@s. 2500 trabajadoras que al final de la jornada salen en sus pequeñas motos del portal de la fábrica como las abejas de su colmena. Una imagen preciosa desde el alto del tejado donde colocamos las placas. Un ingeniero de la empresa, ecuatoriano, se apellida Aragón, me hace sentir como estar en casa. La maquina se pone en marcha y funciona a la perfección, le ahorra a la empresa unos 150 000 litros de gasoil al año, que se dice pronto. Y eso que no son más que unas hileras de cajas negras en el tejado.
Se me encoge el alma pensando en España, en la poca partida que se saca a la energía solar ¡Con la materia prima que hay a disposición sin coste alguno! Pronto será un problema de competitividad para la economía nacional. Pero el prejuicio de que la tecnología solar no cumple las promesas está muy arraigado entre la población y con cierta razón. Es que la energía solar tiene una sola pega: no tolera la chapuza. Un sistema convencional mal diseñado y/o mal instalado (que son casi todos) siempre funciona, pero consume más combustible de lo necesario. Pero como el usuario no se entera, da igual. Un sistema solar, que no consume combustible, contesta a un mal diseño con menos producción de calor y el usuario sí que se entera. Y se le hecha, como no, la culpa a la tecnología.
En cuatro semanas de estancia en Vietnam, no nos ha salido ni un solo chulo de turno para sacar provecho de nuestra ignorancia del idioma. Todo lo dicho era cierto. El cambio, las facturas, las indicaciones, todo. Hanoi. Imagínese las fiestas del Pilar, pero con tropecientos mil motos de por medio. Eso es la vida callejera de Hanoi en un día cualquiera. Pasar unas horas en un cruce observando cómo se mezclan las motos de ambas direcciones sin parar ni chocar entre sí, cruzando sin roces, es una experiencia peculiar. Se parecen más a gotas de agua que se mezclan y se separan que a personas en moto. ¿budismo Zen aplicado al tráfico urbano? ¡Vaya saber Ud! Me llama la atención el aspecto de los pocos policías que se ven. Llevan ropa tropical ligera de color verde apagado, se les podría confundir con jardineros municipales, a no ser por la gorra, que dice: ‘policía’. No van armados, ni porra ni pistola. Me gusta la ausencia de agresividad en su conducta y apariencia. Hasta las putillas tienen su gracia. Si ven a un hombre paseando sólo, se acercan en su moto y dicen sonriendo en inglés: ‘Hola Señol, no tengo malido…’ y te invitan a un paseo. Si te pasean en la moto y luego no te apetece profundizar, le das una propina para la gasolina y tan amigos. He disfrutado mucho trabajando en un país prospero y alegre, donde por lo que he visto se aprecia la honradez y no se confunde la delincuencia con la astucia.
Si, ahora que lo pienso, lo que me llevo de Vietnam es el recuerdo de la ausencia de agresividad. Sorprendente, si piensas que echaron a los franceses de su país, a los chinos y ni los matones supuestamente invencibles de los Estados Unidos han podido con ellos.
Espero poder volver pronto.

domingo, 10 de febrero de 2013

Notas de un emigrante II




En fin, como era de temer, la nueva ley de energías renovables que sorprendió al sector solar alemán me ha dejado sin el trabajo esperado, en vez de contratarme a mi, la empresa decidió reducir plantilla hasta que se pasen los nubarrones.  Me vuelvo a Stuttgart, la casa de una amiga, mi base de operaciones para la conquista de Alemania. Visito al Arbeitsamt, el Inem de ahí, para ver opciones de trabajo. Impactante, no hay clientes, no hay filas. Las empleadas en sus despachos luminosos, sacando punta a los lápices o jugando al solitario en el ordenador con cara de estar trabajando. Me atienden con esmero y un café. Cuento que vengo de España y se les ilumina la cara “Ah, de España”, distintivo positivo, no cabe duda.   En el sur de Alemania hay casi pleno empleo, pero en Berlin es otro cantar, el reino del subsidio. Pero para que se muevan por mi, tenía que haberme dado de alta en el paro en España. Sin eso, ni pipas. Eso si, me pasan un archivo digital con enlaces de portales de Internet de empleo, 6 páginas con cientos de portales con ofertas de trabajo, por gremios, oficios, regiones a elegir para que me busque la vida. Impresionante, y real. Hasta que me salen ofertas de empleo en .. España!! Parece mentira. En la web del Inem español no me salía nada… Tiene coj..  En fin.
Cojo el coche para desplazarme a Frankfurt a una entrevista  y me meto en la Autopista rumbo al norte. ¡Ojo! ¡Hay que estar mentalizado! ¡Nada de límite de 120! Barra libre para los cochazos. Si hay tres carriles, en el de la derecha van los camiones y los jubilados, en el del medio, los normalitos que ruedan a unos 140, 150 km por hora. Si vas a 120, eres un obstáculo y un peligro para todos, para los demás conductores, el pib  y el futuro.  ¡Atento! Ni se te ocurra meterte en el carril de la izquierda sin mirar atentamente el retrovisor. Pasan como balas. A menos de 180 por hora, ¡no pintas nada en el carril izquierdo! Eso hay que tenerlo muy claro si quieres terminar tus primeras semanas en Alemania con vida. A nada que te coloques en el carril izquierdo con cara de inocente, ya tienes metido a otro coche pisándote el maletero porque va a 200+. Síndrome Schumacher, lo llamo yo. Si la Autopista sólo tiene dos carriles, lo normal es que haya atasco. No está demás llevarse de viaje un libro para leer, por sea caso. En la radio, después de las noticias pasan el parte de tráfico con los atascos actuales y el informe suele tardar más que las propias noticias. Y eso que sólo dan parte de los atascos con más de 4 kilómetros de largo….En fin, al principio es un poco estresante, pero luego te acostumbras, siempre que tengas un coche para competir. Si no, metete entre los camiones y sin prisas y con musiquilla, que no pasa nada. Llegar, se llega. Un entendido en la materia de desplazamientos me explica:”Aquí, en Alemania, solo se puede elegir entre atascos en la autopista o retrasos en el tren. Hay que tenerlo en cuenta si quieres llegar a tiempo a una cita importante y estás acostumbrado a la puntualidad del AVE en España. Lo tendré en cuenta. Saliendo de la autopista llegaras a las carreteras nacionales que, en general, están en buen estado, pero cuando llegas a las regionales, comarcales como se llaman en España, hay que andar con cuidado. Los quitamiedos oxidados y el firme más parcheado que el manto de un mendigo. Por lo menos está liso el asfalto, no hay baches, trabajan bien, los ‘bachateros’, aunque posiblemente escuchen polkas en la radio o folklore turco, según. Comento en un bar tomando una cerveza que las carreteras de España las veo en mejor estado y me contestan: “¿Claro, y tu quien crees que lo ha pagado?” Me sorprende que los contribuyentes alemanes lo tengan tan claro que de los 150.000 miliones a fondo perdido que ha recibido España desde su integración en Europa, 50 mil hayan salido de sus bolsillos.
Paso por el pueblo de mi infancia, al lado de una carretera federal a la entrada del pueblo hay un campo con flores cultivado por algún jardinero para que la gente se las lleve si quiere. Lirios, Rosas, Narcisos, Campanas de primavera, lo que de la temporada de si. En un poste sólido hay fijado una lista de precios y una caja de hierro tipo buzón para echar el dinero correspondiente a las flores que te llevas. Una especie de autoservicio de la flor. No hay ningún vigilante. Lo vi por primera vez en una visita hace unos diez años y con alegría veo que sigue ahí. Parece que funciona el concepto, el jardinero debe de incautar lo suficiente como para seguir plantando, la gente lo valora, paga y disfruta de las flores que recoge a un precio módico y de la belleza que brinda el campo del jardinero al viajero que llega al pueblo. Ahora se ven campos de estos en bastantes sitios. Por lo visto, la gente se sirve y aporta. Se lo cuento a mis amigos españoles y la respuesta era la de esperar:- “Uii, esto, aquí, arrasarían con las flores en un día y además, se llevarían la caja y hasta el palo, jajaja”… Me quedo entristecido y me callo. ¿Qué voy a contestar? ¿Será que un simple y bello campo de flores pueda delatar una de las causas del desastre español? El egoísmo y la codicia, como elementos condicionantes de la idiosincrasia nacional, destructivo y contraproducente. La picaresca se entiende como deporte y no como delito. El que te paga tu trabajo con un pagaré sin fondo se siente orgulloso de haberte estafado en vez de sentir vergüenza. Localizo al jardinero y me confirma que incauta lo suficiente para poder comprar bulbos y seguir plantando. “No saco mucho, pero me gusta y anda que no queda bonito” me dice. Lo comento con conocidos y me dicen: “Si, por supuesto pongo algo cuando cojo flores, porque si no, el campo desaparece y sería una pena, es cosa del sentido común”–. Me viene a la mente la frase célebre del refranero español: ‘Ay, el sentido común, el menos común de los sentidos’.
En fin, dejémoslo en que la culpa de la crisis en España tiene la Merkel por no abrir la mano, estando sentado sobre sus sacos de oro como el tio rico del pato Donald…
¡Mentira! En Alemania tampoco está el horno para bollos, aunque eso sí, se han ido preparando a tiempo para lo que se veía venir y han podido torear mejor la crisis.  Parece mentira que en el país de los toreros no se haya querido ver venir al toro. Pero de eso hablaré en las siguientes notas.


domingo, 3 de febrero de 2013

notas de un emigrante I




Uno más que se ha marchado a buscar su sustento en otros lares. Destino: Alemania y privilegiado por ser profesional del sector de energía solar y tener cierto dominio del alemán para poderse manejar en el más allá de la frontera. ¡Y menos mal!, como luego se verá. Privilegiado también, porque el autor de estas líneas se va llamado por un proveedor suyo, ofreciendo cobijo laboral a su cliente después del finiquito a las energías renovables en España, primer gran hito político del nuevo gobierno de resurrección económica en el camino al ¡paña va bien!
El aeropuerto de Stuttgart, limpio y funcional, aunque menos esplendoroso quizás que los terminales de Madrid o Barcelona. El ojo profesional se fija en la cantidad de placas solares instaladas en las naves del aeropuerto, una vista espectacular. Modernez. Futuro. Territorio Mercedes. El cielo, plomizo. Por lo menos, no sopla tanto aire como en Zaragoza. Los Taxis en Stuttgart, los hay de todos los colores y no todos son Mercedes como era de suponer. Hasta  un Dacia Logan se atreve a ofrecer su servicio  entre tanto coche con estrella. Llegando a la estación de tren me veo con un pedazo de escalera ancha  tipo Hollywood para entrar, mis ojos buscan una escalera mecánica para subir con mis dos maletas, pero va ser que no, a tomar aire y adelante, cataclán, 40 peldaños sin perder la postura ni la maleta. Luego me explica un nativo que sí, que hay ascensor, ¿no ha visto el cartel? ¡Pues no! No he visto el cartel. Tomo nota que hay que fijarse en los carteles, si es que los ves, por sea caso. En el hall, puestos de productos regionales por doquier, Pan, Quesos, embutidos, aquello se parece más a un mercado que a una estación. Al parecer, los nativos se hacen la compra de camino a casa en la estación. Me acerco al tren que me llevará al lugar de mi destino, de Mercedes country a territorio Audi, Nuremberg. ¿Alguien se acuerda de la época antes del AVE? Un tren. Un tren de antaño, como el talgo, quizá, o ni eso. Un tren, como los de antaño, con estos modelos en España ahora se organizan recorridos nostálgicos para los aficionados.  Un tren que te permite contemplar el paisaje, tres horas para un recorrido de 250 km.  Acostumbrado al esplendor de las infraestructuras españolas me sorprende el aspecto austero y humilde de las instalaciones germanas. El tren no solo te traslada en el espacio, parece trasladarte también en el tiempo, me siento como en los años 80. Y no me disgusta. ¿Realmente hace falta ir tan deprisa como en España? Si, de acuerdo,se llega antes, pero se disfruta menos. Esto se parece más al  mundo de Heidi que al mundo de Hei-tec, que me esperaba encontrar en Alemania. Quiero llamar por el móvil a mis queridos que he llegado bien, pero no hay cobertura en el trayecto, que si, que no, si, no, ya llamaré luego.  Me enrollo en una conversación con un joven en nuestro compartimento ¿os acordáis? Los vagones con pasillo, habitáculos de 8 plazas y rejillas encima de los asientos para las maletas.  El tiempo pasa volando como el paisaje. Impactante la cantidad de casas equipadas con energía solar que se ven en los pueblos. Se ven más placas solares  que antenas de televisión. La estación de Nuremberg. En el hall, como en Stuttgart, puestos de comida, para comprar y para consumir. Sopa china, sushi japonés , kebap turco y, como oferta exótica, salchichas alemanas. Otro tren estilo canfranero para mi destino final, Amberg, en la Baviera baja, ya cerca de la República checa. El altavoz anuncia que, a mitad de camino, el tren se separa-  una parte va donde voy yo, la otra parte va a otra parte. Menos mal que me entero del aviso, que si no, yo también me voy a otra parte sin darme cuenta y no donde pretendía  ir. He tenido suerte, llegamos sin retrasos. Lo de los retrasos de los trenes desconcierta, acostumbrado a la minuciosidad del Ave de España. Me dicen, que aquí, el viajero puede elegir entre atrasos en el tren o atascos en la autopista… En la estación de Mannheim  cojo un tren a Colonia a la hora indicada en el anden indicado y el tren va para Berlin. Me parece raro y pregunto al revisor: ¿este tren pasa por Colonia? Y me contesta: “Ha habido un retraso, su tren venia más tarde.  ¿no se ha fijado en el cartel?” Pues no, no me había fijado, a pesar de tomar nota en Stuttgart que hay que fijarse. Iba apurado. Con lo perfectos y meticulosos que pensaba que son los alemanes… Un viajero que se compadece me explica que no es por dejadez de los empleados ferroviários ni por caos en el sistema, que los retrasos de los trenes suele ser por los suicidas que se tiran a las vias. ¡Ah! No hago más preguntas.
Me vienen a buscar en la estación y llego por fin a mi destino, una empresa de energía solar para empezar a disfrutar de una actividad laboral sin trabas ni pegas ni retrasos. Pensaba yo. ¡Pues va ser que no! El día de mi viaje, el gobierno alemán se sacó de la manga una ley de recortes a la fotovoltaica con tufillo español: de sorpresa, exagerado de medidas y cortísimo de plazo. ¡Será para que me siente como en casa, pienso yo! Pues menudo alboroto en el sector, pero este tema me lo guardo para otro informe.
Los nativos del lugar son amigables y risueños, recios, las chicas más guapas que los chicos, se parecen un poco a los vascos. El que tengo enfrente de mi mesa, si habla por teléfono, ya puedo abrir la oreja para entender lo que dice, un dialecto muy cerrado, seguro que en España lo habrían declarado como lengua propia.  Me alojaron estos días en una vivienda rural, de estos con olor a caballo, estircol de vacas y leche. Está entre dos pueblos, uno se llama ’Mausdorf’ o sea,’pueblo de ratón’, el otro ‘Speckhof’,  que se traduce  ’finca de tocino’….los nombres dan una idea de lo cosmopolita del lugar. Casi sorprende que haya luz eléctrica, pero que vá, hay hasta interné. A propósito de la luz- si alguien me sigue los pasos en busca de pan, no te olvides llevar una linterna. Los alemanes se toman tan en serio lo de ahorrar energía que por la noche no se ve ni pio. En los pueblos, una farola encendida en cada cruce y punto. Bienvenido a la Baviera profunda.  La ciudad de  Amberg, muy bonita, centro medioeval, con murallas como dios manda, un rio casi cristalino atravesando la ciudad, puentes con techos de madera, ya no me encuentro en los años 80 sino en el siglo 17. A este ritmo, la semana que viene, puede que me toca presenciar el nacimiento de Jesu Cristo. Ya os contaré. Seguirá…