Después de tantos
lustros en mi querida España cuesta acostumbrarse a las
peculiaridades germanas. La falta de luz, sobre todo. Desde hace tres
meses se ve el sol apenas algún minuto suelto. Parece mentira la
partida que sacan a la energía solar ¡con el cielo que tienen! Se
ven instalaciones solares por todas partes. Aún me suena en los
oídos la respuesta de la mayoría de los interesados en España
cuando les dije que pueden contar con una rentabilidad de 12 al 14 %
en una instalación fotovoltaica: “¿¿¿SOLO???” me contestaban
y se echaban para atrás. La codicia abortó muchos proyectos. Aquí
se conforman con un 6% de rentabilidad y tan contentos. “Es más de
lo que da el banco , es seguro y es bueno para el clima” es la
opinión de la mayoría aquí. El que no tiene ahorros para invertir
tiene acceso a créditos baratos para cometer la inversión inicial,
que es el principal escollo para aprovechar la energía solar. Lo
devuelve con el ahorro generado y el estado recupera el dinero
prestado a lo largo de unos años. No existe el concepto de “hacer
como si se hace”. Se hace. Y hay facilidades.
Una de las cosas que
me llama mucho la atención aquí es que los ciudadanos tienen muy
claro que el dinero público es el dinero de todos y de cada uno. El
estado, o sea, el gobierno gestor, es el responsable de su
administración, de que el conjunto funcione para bien de todos. No
existe una opinión popular al estilo “Es que son todos unos
sinvergüenzas” o “Es que son todos unos ladrones” y aguantando
en una inercia resignada, echando pestes en la barra de un bar. No,
se vigila la gestión y se exigen responsabilidades si algo falla. La
asociación de contribuyentes es un ente poderoso y tiene voz. Y los
que defraudan a hacienda son los culpables de que los honrados tienen
que aportar más dinero de su bolsillo, cosa que les sabe muy mal.
Los hay que defraudan, por supuesto, pero jamás verás a uno
jactarse en público de sus fraudes con orgullo y desparpajo, tomando
una cerveza en un bar. En Holanda, Alemania u otros países nórdicos
es posible que entonces te espera la policía fiscal en la puerta del
bar para una entrevista seria. Alguien habrá llamado. ¿delatador?
No, la gente tiene muy claro que lo que no paga el defraudador lo
tiene que pagar el honrado. Si no, no salen las cuentas. Punto.
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