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domingo, 3 de marzo de 2013

Notas de un emigrante IV

Después de tantos lustros en mi querida España cuesta acostumbrarse a las peculiaridades germanas. La falta de luz, sobre todo. Desde hace tres meses se ve el sol apenas algún minuto suelto. Parece mentira la partida que sacan a la energía solar ¡con el cielo que tienen! Se ven instalaciones solares por todas partes. Aún me suena en los oídos la respuesta de la mayoría de los interesados en España cuando les dije que pueden contar con una rentabilidad de 12 al 14 % en una instalación fotovoltaica: “¿¿¿SOLO???” me contestaban y se echaban para atrás. La codicia abortó muchos proyectos. Aquí se conforman con un 6% de rentabilidad y tan contentos. “Es más de lo que da el banco , es seguro y es bueno para el clima” es la opinión de la mayoría aquí. El que no tiene ahorros para invertir tiene acceso a créditos baratos para cometer la inversión inicial, que es el principal escollo para aprovechar la energía solar. Lo devuelve con el ahorro generado y el estado recupera el dinero prestado a lo largo de unos años. No existe el concepto de “hacer como si se hace”. Se hace. Y hay facilidades.

Una de las cosas que me llama mucho la atención aquí es que los ciudadanos tienen muy claro que el dinero público es el dinero de todos y de cada uno. El estado, o sea, el gobierno gestor, es el responsable de su administración, de que el conjunto funcione para bien de todos. No existe una opinión popular al estilo “Es que son todos unos sinvergüenzas” o “Es que son todos unos ladrones” y aguantando en una inercia resignada, echando pestes en la barra de un bar. No, se vigila la gestión y se exigen responsabilidades si algo falla. La asociación de contribuyentes es un ente poderoso y tiene voz. Y los que defraudan a hacienda son los culpables de que los honrados tienen que aportar más dinero de su bolsillo, cosa que les sabe muy mal. Los hay que defraudan, por supuesto, pero jamás verás a uno jactarse en público de sus fraudes con orgullo y desparpajo, tomando una cerveza en un bar. En Holanda, Alemania u otros países nórdicos es posible que entonces te espera la policía fiscal en la puerta del bar para una entrevista seria. Alguien habrá llamado. ¿delatador? No, la gente tiene muy claro que lo que no paga el defraudador lo tiene que pagar el honrado. Si no, no salen las cuentas. Punto.

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