Translate

domingo, 17 de febrero de 2013

Un trabajo en Vietnam

Bueno, ¡esto no empieza mal! ¡El primer trabajo remunerado en Alemania! No ha sido el Inem alemán que me lo haya proporcionado, sino un viejo contacto en la industria solar. Para más inri, ¡hay que desplazarse nada menos que a Vietnam! ¡Halas pues! A hacer las maletas otra vez. ¡Voy payá!
Vietnam es un país encantador. Asfixiante el calor húmedo, pero refrescante la conducta de la gente. La picaresca no existe en la mente de la gente, ni tampoco como termino en el diccionario. Al parecer se debe al concepto religioso de la reencarnación, - embaucar, estafar, mentir y engañar aumentan considerablemente tus posibilidades de renacer en un nivel inferior de existencia, como gusano, pulga o ladilla, con algo de suerte. En el mundo católico, con cuatro Ave Marias y dos Padre Nuestros te vuelves a allanar el camino al cielo después de pecar como si nada, lo que reduce los escrúpulos considerablemente (en casos graves se aceptan donaciones).
Un siglo de reiteradas guerras duras y ganadas le ha dejado muy claro al pueblo vietnamita el valor y la importancia del colectivo en la lucha por la supervivencia y se les ve sanotes y alegres. Sin respeto al próximo, un colectivo funciona mal, como bien se ve en España y el contraste salta a la vista. Por supuesto hay corrupción, pero te juegas el cuello, si te pillan.
Por cierto, son bebedores de café y no hay mendigos en la calle.
El trabajo consiste en la instalación de un sistema solar para el calor de procesamiento industrial en una fábrica textil. Una fábrica moderna, nada de tercermundista. Limpieza absoluta, iluminación LED, lo último en eficiencia energética, estoy impresionado. Buen comedor para l@s emplead@s. 2500 trabajadoras que al final de la jornada salen en sus pequeñas motos del portal de la fábrica como las abejas de su colmena. Una imagen preciosa desde el alto del tejado donde colocamos las placas. Un ingeniero de la empresa, ecuatoriano, se apellida Aragón, me hace sentir como estar en casa. La maquina se pone en marcha y funciona a la perfección, le ahorra a la empresa unos 150 000 litros de gasoil al año, que se dice pronto. Y eso que no son más que unas hileras de cajas negras en el tejado.
Se me encoge el alma pensando en España, en la poca partida que se saca a la energía solar ¡Con la materia prima que hay a disposición sin coste alguno! Pronto será un problema de competitividad para la economía nacional. Pero el prejuicio de que la tecnología solar no cumple las promesas está muy arraigado entre la población y con cierta razón. Es que la energía solar tiene una sola pega: no tolera la chapuza. Un sistema convencional mal diseñado y/o mal instalado (que son casi todos) siempre funciona, pero consume más combustible de lo necesario. Pero como el usuario no se entera, da igual. Un sistema solar, que no consume combustible, contesta a un mal diseño con menos producción de calor y el usuario sí que se entera. Y se le hecha, como no, la culpa a la tecnología.
En cuatro semanas de estancia en Vietnam, no nos ha salido ni un solo chulo de turno para sacar provecho de nuestra ignorancia del idioma. Todo lo dicho era cierto. El cambio, las facturas, las indicaciones, todo. Hanoi. Imagínese las fiestas del Pilar, pero con tropecientos mil motos de por medio. Eso es la vida callejera de Hanoi en un día cualquiera. Pasar unas horas en un cruce observando cómo se mezclan las motos de ambas direcciones sin parar ni chocar entre sí, cruzando sin roces, es una experiencia peculiar. Se parecen más a gotas de agua que se mezclan y se separan que a personas en moto. ¿budismo Zen aplicado al tráfico urbano? ¡Vaya saber Ud! Me llama la atención el aspecto de los pocos policías que se ven. Llevan ropa tropical ligera de color verde apagado, se les podría confundir con jardineros municipales, a no ser por la gorra, que dice: ‘policía’. No van armados, ni porra ni pistola. Me gusta la ausencia de agresividad en su conducta y apariencia. Hasta las putillas tienen su gracia. Si ven a un hombre paseando sólo, se acercan en su moto y dicen sonriendo en inglés: ‘Hola Señol, no tengo malido…’ y te invitan a un paseo. Si te pasean en la moto y luego no te apetece profundizar, le das una propina para la gasolina y tan amigos. He disfrutado mucho trabajando en un país prospero y alegre, donde por lo que he visto se aprecia la honradez y no se confunde la delincuencia con la astucia.
Si, ahora que lo pienso, lo que me llevo de Vietnam es el recuerdo de la ausencia de agresividad. Sorprendente, si piensas que echaron a los franceses de su país, a los chinos y ni los matones supuestamente invencibles de los Estados Unidos han podido con ellos.
Espero poder volver pronto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario